El consumo de las bebidas energéticas no suele ser bueno. Su composición hace que no sean recomendables incluso para algunos adultos. Los riesgos aumentan cuando su consumidor es todavía más pequeño. Son los peligros de las bebidas energéticas para los niños. Un peligro cada vez más latente puesto que en los últimos años se ha registrado un aumento de la ingesta de este tipo de líquidos entre los adolescentes, especialmente los menores de 16 años. Tanto estas bebidas como las isotónicas se utilizan para rehidratarse pero su eficacia en esto no es la más deseada.
Para empezar, tanto las bebidas energéticas como las isotónicas suponen un exceso de azúcar. Ambos tipos de líquidos contienen una serie de carbohidratos que favorecen el sobrepeso, las caries y la diabetes tipo 2. Tres problemas para los más pequeños.
Igualmente, los dos tipos de bebidas tienen en su composición demasiados estimulantes. Las bebidas energéticas tienen demasiados riesgos por su alto contenido en cafeína. Por si fuera poco también están saturadas de sustancias como la taurina o el guaraná. Ambas son muy dañinas, especialmente para los niños. Su consumo puede producir palpitaciones, náuseas e insomnio entre los más pequeños. Es más, hay algunos estudios que incluso las relacionan con posibles adicciones ya en la edad adulta.
El agua es la solución
Debido a los peligros de las bebidas energéticas para los niños y su creciente uso como opción para rehidratarse, hay que aportar sustitutos. Hay que tener claro que el agua es la mejor solución, la única bebida que realmente hace que nuestro organismo recupere el líquido perdido. El agua debe usarse antes, durante y después de la realización de cualquier ejercicio, sin abusar porque hasta puede ser peligroso.
Es verdad que las bebidas isotónicas suelen aportar electrolitos que compensan los que se han perdido haciendo deporte, pero estar hidratado en todo momento ayudará a estar mejor y es lo más recomendable.
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