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Los beneficios de un buen calzado

por WebSalud
Los beneficios de un buen calzado
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Los pies son muy importantes. En cualquier boda, por poner un ejemplo, puede observarse como muchas personas se cambian los zapatos para ir más cómodos. Sin saberlo, también están protegiendo sus pies. El 70% de los españoles, especialmente las mujeres, han sufrido algún tipo de problema en los pies. El dato lo aporta la Asociación Española de Medicina y Cirugía del Pie. Unos profesionales que apuntan a que la mayoría de estas dolencias podrían evitarse y hasta corregirse. Y es que no hay que menospreciar los beneficios de un buen calzado.

Los expertos mantienen la teoría de que, a lo largo de la vida de una persona, caminaremos más de 240.000 kilómetros. Es por esto que es muy importante tener nuestras herramientas para andar en perfecto estado. No sólo andamos con ellos, resisten el peso de todo el cuerpo. Llevar un buen calzado es clave para prevenir futuros problemas. Una dificultad que está muy latente en la sociedad actual donde la estética prima por encima de la comodidad.

Un mal calzado puede causar varios trastornos como juanetes, rozaduras, callos y hasta hongos. La influencia llega incluso a causar problemas de espalda si el uso del calzado inadecuado es continuado en el tiempo. Los problemas de circulación, las varices, lumbalgias o enfermedades articulares degenerativas en tobillos y rodillas son algunas de las patologías que pueden generarse.

Elegir correctamente el zapato

Los beneficios de un buen calzado empiezan por elegir correctamente el zapato. Aunque suene raro, lo importante no es la talla sino la horma. Al probarnos un zapato hay tres claves. Es cómodo, no aprieta por ninguna parte y no tiene ninguna costura que pueda causar roces. Es básico elegir materiales transpirables, de suela flexible y un grosor medio. El aspecto más destacado es que amortigüe bien el pie después de cada pisada.

Mucho cuidado con los tacones. Los expertos recomiendan que no sobrepasen los tres centímetros ni sean demasiado finos. Todo lo que no sea eso puede acarrear problemas de espalda y sobrecargas musculares. A la hora de elegir deben ser especialmente cuidadosas las mujeres embarazadas y la tercera edad.

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