El tabaco es mucho más perjudicial de lo que se pueda pensar. Está claro que todos conocemos la afectación que causa a los pulmones y al corazón, pero sus tentáculos llegan mucho más lejos. El tabaquismo y sus muchas enfermedades son un motivo de preocupación para la sanidad mundial. Y es que puede afectar a los ojos, la piel, los huesos, al aparato digestivo e incluso terminar causando depresión. Sea como sea, esta adicción sigue siendo una de las principales causas de muerte prematura en el mundo.
Las heridas de los fumadores suelen tardar más en cicatrizar, incluidas las quirúrgicas, y las arrugas de la piel tienen a aparecer precozmente. Es más, el tabaquismo suele relacionarse con un incremento del riesgo de padecer determinadas patologías dermatológicas como la psoriasis. Incluso hay quien relaciona esta adicción con la alopecia. Fumar en exceso es un claro factor de riesgo a la hora de desarrollar algunas enfermedades del sistema nervioso como la demencia o el Alzheimer.
El tabaco también aumenta las probabilidades de sufrir osteoporosis o de padecer fracturas óseas con una mayor facilidad. Esto se acrecienta especialmente en las mujeres cuando aparece la menopausia. Algunas patologías oculares como la hipermetropía, el glaucoma y las cataratas también se ven favorecidas por el hábito del tabaquismo.
El riñón y la sexualidad
Las garras del tabaquismo y sus muchas enfermedades también llegan al riñón y la sexualidad. Esta adicción puede terminar derivando en una enfermedad renal e incluso en insuficiencia si no se trata como debe. También puede perjudicar a ambos sexos al poder provocar tanto disfunciones eréctiles como una disminución de la actividad de los óvulos. Por si fuera poco, duplica las opciones de sangrado anómalo durante el embarazo.
Unos de los más perjudicados son los niños. Los bebés de fumadores tienen más riesgo de sufrir neumonías, asmas y, lo que es peor, muerte súbita. El tabaquismo puede alterar el sistema inmunológico, perjudicar el sistema endocrino al hacer que el cuerpo resista más la insulina o causar enfermedades mentales. Varios estudios confirman que ser fumador aumenta los riesgos de depresión, esquizofrenia y trastorno bipolar.
