Sufrir un infarto sin padecer ningún problema de corazón es probable. De hecho, hay estudios que corroboran que las personas con problemas sociales (trabajo nocturno, consumo de drogas …) o emocionales (trastornos psiquiátricos como depresión o ansiedad, ambiente social o laboral) pueden sufrir un infarto por estrés sin necesidad de una cardiopatía anterior. El estrés es un enemigo silencioso que padece buena parte de la sociedad actual y, cada vez más, también los niños y adolescentes.
El estrés es la manera en la que la mente y el cuerpo reaccionan ante una amenaza. Pueden ser situaciones negativas, como un robo o un accidente, y positivas, como casarse. El estrés es una realidad hoy en día, pero cuando se va acumulando puede terminar por afectar tanto a la salud física como a la mental. En dosis muy elevadas, el estrés puede ser perjudicial para el corazón.
Síntomas
Con estrés, el cuerpo libera unas hormonas que generan múltiples situaciones. Las personas empiezan a respirar más rápido, la presión arterial se dispara, los músculos se tensan y la mente vuela mucho más rápido de lo normal. Todo para afrontar la amenaza o el desafío que tenemos enfrente. La sintomatología más común de esta patología va desde el malestar estomacal hasta los continuos cambios del estado de ánimo. En el camino está la incapacidad para concentrarse, los problemas para dormir, los dolores de cabeza o la ansiedad.
Malas decisiones que te llevan al infarto por estrés
Cuando las personas están estresadas son propensas a tomar malas decisiones, en especial para el corazón. Fumar, beber demasiado y comer alimentos ricos en grasa, azúcar y sal son las más comunes. Esto es muy malo ya que el estrés por sí solo ya puede tensionar el músculo cardíaco al aumentar la presión arterial y la inflamación del cuerpo. Incluso puede hacer subir el colesterol y los triglicéridos en la sangre.
[7 señales de que te está dando un ataque al corazón]
Hay varios tipos de estrés pero algunos son más dañinos para el corazón. El crónico, que puede causar un mal jefe continuado o una relación dañina, o la soledad son de los peores. Las personas que estallan en cólera son más propensas a sufrir ataques cardíacos. Con todo esto queda demostrado que los problemas sociales y los emocionales pueden terminar generando un infarto por estrés aunque las arterias coronarias estén en perfecto estado y sin ningún tipo de obstrucción. Este es el tipo de infarto más difícil de detectar puesto que depende de la salud mental de cada persona.
