Es una de las hortalizas con más variedades, alrededor de 20.000, y una de las más versátiles a la hora de cocinarlo. Los beneficios de los tomates son numerosos, algunos seguramente son todo lo contrario de lo que la gente pueda imaginarse. Por ejemplo, aunque está muy extendida la creencia de que el tomate aumenta el ácido úrico, la realidad es la opuesta. Es un alimento a incorporar en cualquier dieta para combatir este problema.
Uno de los primeros beneficios que debemos conocer es que el consumo de tomates no sólo reduce los riesgos de accidente vascular cerebral; también disminuye los efectos del envejecimiento sobre las funciones cerebrales. Aunque suene tan raro como su acción sobre el ácido úrico, esta hortaliza permite reducir los niveles de colesterol. También ayuda a evitar enfermedades cardiovasculares al reducir el riesgo de infarto.
Entre sus cualidades también están la de combatir infecciones y ayudar a expulsar toxinas gracias a su efecto diurético. El consumo de tomate favorece el fortalecimiento del sistema inmune, lo que a su vez beneficia la prevención de enfermedades. Incluso algunos estudios científicos le atribuyen aspectos positivos a la hora de prevenir algunos tipos de cáncer como el de páncreas, el de estómago, la próstata o el digestivo. Por si fuera poco, es un buen regulador del tránsito intestinal, favorece la rápida cicatrización de las heridas y protege la piel de los rayos ultravioleta.
Formas de comerse los tomates
No sólo son los beneficios de los tomates los que convierten esta hortaliza en una de las mejores, también ayuda su versatilidad culinaria. Hay muchas formas de comerse el tomate. Puede tomarse crudo en sopas frías, ensaladas o en la típica tostada para desayunar. Pero también puede cocinarse de múltiples maneras, frito, al vapor, guisado o al horno. Y lo mejor es que combina muy bien casi con cualquier otra hortaliza y con las verduras. Una combinación, especialmente la fría, ideal para seguir una dieta equilibrada y más en verano.
