Está claro que el periodo de gestación es tan bonito como complicado. El cuerpo de las mujeres experimenta casi podría decirse que mutaciones. Tantos que son los mil y un cambios de la mujer embarazada. Desde el olfato hasta la piel, pasando por el crecimiento del útero, el corazón o los pies. Todos los asimilan con tanta naturalidad que parecen hasta normales.
Para empezar, el sentido del olfato se agudiza muchísimo. Los aromas se perciben con tanta intensidad que las mujeres llegan a desarrollar aversión a algunos de ellos ya que su olor les llega muy fuerte. En esta etapa también se incrementa de manera considerable el sudor. Esto se debe a que el metabolismo y las hormonas aumentan su actividad. A la vez, esto genera que el flujo sanguíneo se incremente y ayude a este aumento de la sudoración. ¿Nunca has percibido que la cara de una mujer embarazada brilla? Aquí está la respuesta.
Es bastante frecuente que la temperatura de las mujeres encintas varíe en esta etapa. Pueden sentir mucho frío cuando la temperatura es alta, y también todo lo contrario. Esto también lo ocasiones los cambios hormonales, que aumentan el suministro de sangre en la piel, aumentando su temperatura. Y precisamente la piel también cambia en el embarazo. Pueden aparecer estrías, manchas en el rostro u otras partes del cuerpo e incluso cambiar el color. Esto último se debe a que las hormonas hacen que aumente la melanina, la sustancia natural que le da color a cabello, piel y ojos. [¿Qué pruebas médicas me realizarán durante el embarazo?]
Crecen útero y corazón
Dentro de los mil y un cambios de la mujer embarazada están también aquellas partes que crecen. La primera resulta obvia, es el útero. Lo que no es tan lógico es que llegue a aumentar hasta 500 veces su tamaño normal. También crece de tamaño el corazón, que hasta late mucho más rápido. La causa es sencilla, el músculo cardíaco debe bombear más sangre para el bebé que está creciendo. En este periodo, el volumen de sangre llega a aumentar hasta en un 40%.
Los pies de las embarazadas también pueden llegar a aumentar su tamaño. Resulta muy lógico que estas extremidades se hinchen en la gestación, pero no tanto que crezcan a lo largo. Esto se debe a la relaxina, una hormona que facilita el paso del bebé durante el parto y que puede afectar también a los ligamentos del pie y hacer que aumente unos milímetros. Algo que se ocurre a siete de cada diez mujeres.
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