Un reciente estudio de la Universidad de Málaga se ha centrado en los problemas que ocasiona para nuestro estado físico y emocional acostarnos tarde. Un importante porcentaje de la sociedad estaría padeciendo el jet lag social que tanto perjudica a nuestra salud. Los hombres lo llevan peor que las mujeres.
El hecho es que la investigación remarca que las personas que tardan mucho en pegar ojo, usan peores estrategias para regular sus emociones. Todo ello, tras poner bajo la lupa los ritmos circadianos. Estos son los cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo diario. A su vez, responden sobre todo a la luz y oscuridad.
Jet lag social: ¿Eres matutino o vespertino?
¿Por qué se le llama jet lag social? Porque el reloj social y el biológico no coinciden. En este sentido, existen personas matutinas, vespertinas o neutras. Los primeros tienden a dormirse pronto y suelen ser más optimistas y contar con mayor inteligencia emocional. Por su parte, los vespertinos pueden tener más problemas psicológicos, de conducta alimentaria y evidentemente de trastornos de sueño. Las personas vespertinas, que no implica necesariamente que duerman menos, se encuentran más fatigadas y en desventaja por dicho desajuste, lo que podría dar lugar a una mayor tendencia a poner en marcha estrategias de regulación emocional menos eficaces.
Los horarios sociales, y por lo tanto la vida, están enfocados al horario matutino. En España, país de servicios, las empresas y locales abren pronto y cierran tarde, pero en la gran mayoría de países desarrollados queda más marcado. A lo largo de la semana, la ciudadanía tiende a volver a casa a cenar como tarde a las siete de la tarde, concluyendo su horario social pronto. Se estima que el 20% de la población es claramente matutina, un porcentaje parecido es vespertina y el restante 60% se encuentran ‘neutrales’. En este sentido, especialmente se destaca que el jet lag social perjudica la salud diaria de uno de cada cinco ciudadanos.
Lee también: Consejos para evitar los trastornos de sueño.
