¿Nunca se le ha escapado una ventosidad en un momento inoportuno? Una situación embarazosa que podría estar causada por una enfermedad. ¿Qué es la aerofagia? Un fenómeno fisiológico producido por la ingesta excesiva de aire en el tracto digestivo, especialmente durante las comidas. El término, derivado del griego, significa de manera literal ‘comer del aire’. Es un trastorno digestivo menor pero que implica molestias y, en ocasiones, que nos ruboricemos.
En ocasiones, esta afección también es responsable de ascensos de aire coloquialmente llamados eructos. Estos no deben confundirse con el reflujo gastroesofágico, que tiene síntomas muy similares. Aunque sí hay que tener en cuenta que puede agravarse en caso de que existan patologías rinofaríngeas o de hinchazón abdominal como la dispepsia.
Las causas que generan la aerofagia normalmente se derivan de un régimen alimenticio inadecuado. Esto incluye el consumo excesivo de bebidas gaseosas y azucaradas o de ciertos alimentos como los dulces, pan rallado o goma de mascar. Incluso puede causarse por algunos malos hábitos durante las comidas como comer demasiado rápido, lo que favorece la ingesta de una gran cantidad de aire. Problemas de ansiedad como el estrés también puede derivar en este problema fisiológico.
Los síntomas
Después de saber qué es la aerofagia es necesario conocer cuáles son sus síntomas. Este problema suele manifestarse por una sensación de pesadez estomacal, de hinchazón o de problemas digestivos. Estos llevan al eructo que, junto a la flatulencia, busca aliviar las molestias a la hora de la digestión. Los principales síntomas son una distensión abdominal causada por la presión de los gases, un fortísimo dolor abdominal, los ruidos intestinales o los eructos (sin olor).
La mejor prevención de este problema es una dieta adecuada, masticar despacio y evitar los citados alimentos que ayudan a la inflamación como los refrescos gaseosos.
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