La artritis reumatoide es una enfermedad bastante frecuente, sobre todo en mujeres a partir de los 50 años. Su primer síntoma suele ser la aparición de dolor en las articulaciones, así como rigidez matutina. Esta dolencia la causa la inflamación de estas zonas que, con frecuencia, puede apreciarse a simple vista.
Las articulaciones donde suelen aparecer los dolores son las muñecas, los nudillos, los dedos y hasta en ocasiones el cuello. En este último caso podría ser otra cosa por lo que requerirá de una visita al médico especialista. Además de dolor e inflamación, esta patología también produce rigidez al levantarse por la mañana, causando dificultad en los movimientos casi durante la primera hora nada más salir de la cama.
La inflamación, en caso de no tratarse, puede convertirse en permanente y terminar dañando los huesos, tendones y ligamentos que la rodean. Una situación que terminaría por deformar las articulaciones de forma progresiva limitando las actividades normales de la persona que la sufre. Incluso en algunos casos podría ser la causante de despertar una afección hasta ese momento dormida como la fibromialgia.
Evolución de la artritis reumatoide
La evolución de este trastorno es muy variable, aunque la más común es que vaya progresando a lo largo de toda la vida. En este caso se alternarán periodos donde los síntomas sean más fuertes (lo que se conoce como brotes sintomáticos), que duran unas cuantas semanas o unos pocos meses, con periodos de calma relativa.
Durante los primeros, las articulaciones afectadas se encuentran hinchadas y entumecidas, resultando bastante doloroso poder moverlas, sobre todo al levantarse por la mañana. El tratamiento de la artritis reumatoide consiste en aplicar medidas de ejercicio suave a diario combinado con reposo y la dispensación, siempre bajo prescripción médica, de fármacos que alivien la sintomatología. Por desgracia esta es la mejor combinación puesto que aún no existe una cura para la enfermedad. En algunos casos puede hacerse una intervención quirúrgica.
