La llegada de vacunas hizo que algunas enfermedades se erradicaran o, en su defecto, que su incidencia bajara notablemente. Una de esas es la difteria. Se trata de una infección aguda muy contagiosa que produce la bacteria Corynebacterium diphtheriae. Afecta a las vías respiratorias altas, garganta y nariz, y causa una mucosa de un color grisáceo que termina provocando dificultades para respirar cuando se acumulan. En los casos más graves puede causar miocarditis, daños en el sistema nervioso y hasta la muerte. ¿Qué origina esta patología? Estas son las causas de la difteria.
Debido a que se trata de una bacteria, esta puede transmitirse a través de las pequeñas gotas respiratorias que expulsa una persona afectada cuando tose, estornuda o habla. También puede contraerse al entrar en contacto con un objeto donde se encuentre esta bacteria. Algunos ejemplos son un vaso usado, toallas o sábanas. Vivir en condiciones insalubres, mantener una mala higiene y especialmente no haberse vacunado cuando correspondía también suelen ser indicadores de riesgo para contraer esta patología.
Síntomas de la difteria
Por norma general, los primeros síntomas suelen aparecer durante la primera semana después de haberse infectado. Los más comunes son el dolor de garganta, que incluye una fuerte inflamación de los ganglios, y la fiebre. También puede darse sensación de debilidad y la aparición de lesiones en la piel que pueden ulcerarse. En caso de contagio, las secreciones nasales podrían ser con sangre y existirán dificultades respiratorias. Una última señal indicativa puede ser una secreción abundante de saliva.
En el pasado, esta enfermedad fue letal, sobre todo entre los más pequeños. Por fortuna, la vacunación ha hecho que esta patología prácticamente desaparezca. En España, en 2015 se detectó un caso en un niño, algo que se producía desde 1986. El año pasado, en plena pandemia, volvió a sonar su nombre después del contagio de una niña de cinco años en Perú. La menor terminó muriendo. La vacuna contra la difteria es triple. Protege no sólo de esa enfermedad sino también del tétanos y la tos ferina. Un antiviral pediátrico que ya podría estar protegiendo a muchos niños del coronavirus.
