El síndrome del intestino irritable, también conocido como colon irritable, es hoy en día el trastorno gastrointestinal más diagnosticado en España. De hecho, es la segunda causa de absentismo laboral tras el resfriado común. Casi un 20% de la población sufre esta patología a lo largo de su vida, y de ellos es un paupérrimo porcentaje el que acude a un médico.
Tal vez sea debido a que no se conoce la causa exacta de este síndrome y ni siquiera una prueba médica específica para diagnosticarlo. Sí pueden hacerse algunas pruebas pero con el objetivo de descartar enfermedades más graves. Estamos ante un cuadro muy común que sufren las mujeres el doble que los hombres y que, por norma general, afecta a las personas menores de 45 años.
Este síndrome es un trastorno funcional crónico del tubo digestivo que afecta, principalmente, al intestino grueso. Puede causar cólicos abdominales (con cuadros que van desde la molestia hasta la hinchazón) y también cambios bruscos en los hábitos intestinales como el estreñimiento o la diarrea. Se podrían tener uno e incluso los dos seguidos. Eso sí, aunque puede llegar a ser muy molesto, no daña el intestino.
Síntomas y dieta
La aparición de estos síntomas puede hacer pensar que estamos ante el síndrome del intestino irritable. Como también lo son la aparición de flatulencias, gases e hinchazón del estómago o la necesidad con mucha urgencia de ir al baño.
Para tratar este síndrome del intestino irritable hay varios consejos prácticos. El primero, y básico, aprender a comer. Masticar bien y comer despacio es clave para que la posterior digestión sea completa y se evite la hinchazón. Ingerir bastante agua, dividir las comidas de manera conveniente, hacer ejercicio y una dieta equilibrada también son muy importantes.
