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El coronavirus genera ‘hambre de piel’

por WebSalud
El coronavirus genera ‘hambre de piel’
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El 2020 no vino precisamente con un pan debajo del brazo. Más bien al contrario, trajo una pandemia contra la que todavía se está luchando, ahora en plena segunda oleada. Sus devastadores efectos sobre la salud han terminado por cambiar nuestra forma de vida. A estas alturas de sobra es conocido que el patógeno afecta a órganos como el corazón, los pulmones o el cerebro. Lejos de quedarse ahí, está avasallando la salud mental de las personas. Si hace poco aparecía el síndrome de cara vacía, ahora el coronavirus genera ‘hambre de piel’.

Estamos ante un fenómeno neurológico causado por la falta de contacto físico con el resto de humanos. Podría sonar a tontería, pero no lo es, y menos cuando afecta a la mente de las personas. La sociedad española, igual que muchas otras europeas, está acostumbrada a este tipo de contacto. Dos besos cuando ves a alguien, un simple apretón de manos o ese abrazo que hace aflorar los sentimientos. Todo está ahora prohibido, incluso con los familiares más cercanos precisamente por el amor que les tenemos. La distancia social y el uso obligatorio de las mascarillas están haciendo mella en esta sociedad.

Las personas más propensas a sufrir esta patología son aquellas que no tienen con quién pasar el confinamiento o las cuarentenas, en el caso de ser positivo o contacto directo de uno. Son pacientes de riesgo para este ‘hambre de piel’ debido a la imposibilidad de reunirse con sus amigos y seres queridos. Paul Byers, antropólogo del Instituto para la Investigación del Tacto en Miami, ha destacado que cuando tocamos la piel “se estimulan los sensores de presión subcutáneos, que envían mensajes al nervio vago del cerebro”. Esto no es ninguna broma, supone una desaceleración del sistema nervioso, “una bajada del ritmo cardíaco, la presión sanguínea y los niveles de las hormonas del estrés”, ha añadido.

Hambre de amor

El coronavirus genera hambre de piel. Y es que el contacto humano es beneficioso para el organismo. Una caricia, un abrazo, un apretón de manos, todas las acciones ahora limitadas debido a la pandemia. Son necesarias ya que aumentan los niveles de oxitocina, la hormona del amor. Los expertos aseguran que esta falta de contacto es, realmente, una señal fisiológica. Es como si el cuerpo nos indicara que le falta algo, como si tuviera hambre. “El toque humano es clave para nuestra supervivencia, está en nuestro ADN”, ha reconocido Robin Dunbar, psicólogo evolutivo, en la BBC.

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