Durante los diferentes ensayos de las diferentes vacunas, fueron varios los casos de voluntarios afectados por adversidades. Algunos, incluso, de cierta gravedad. No resultaba algo alarmante para los especialistas, más bien es lo habitual, pero los medios se hicieron eco de todo ello. Posteriormente, tanto AstraZeneca como Janssen han mostrado casos de trombosis, concluyendo que las vacunas generan más trombos a las mujeres.
A mediados del mes de marzo, una mujer de 43 años falleció en Marbella 10 días después de recibir su dosis de AstraZeneca. Fue por culpa de una hemorragia cerebral y suponía la primera muerte relacionada con esta vacuna. Pocos días antes, en Dinamarca se notificó el deceso de una mujer de 60 años por un problema similar. En Noruega falleció otra de 50 y en Austria era una joven de 35 quien perdía la vida por trombosis. Eran los primeros casos públicos, pero llegaron más.
En Reino Unido y en Europa se cuentan por millones las dosis de AstraZeneca inyectadas, mientras que son decenas los casos de trombosis. Desde las autoridades sanitarias se niega el ‘causa-efecto’ y se insiste en que debe seguir vacunándose con dicho remedio. Los beneficios superan claramente a los peligros potenciales. Eso está muy claro, pero es importante reconocer el hecho de que algunas vacunas afectan en mucha mayor medida a mujeres jóvenes.
Vacunas de Janssen y trombos en las mujeres
Respecto a la vacuna de Janssen, vuelve a ocurrir algo parecido que con la de AstraZeneca. Hablamos de 6 casos detectados entre los casi 7 millones de personas que han recibido la monodosis. Una de ellas ha muerto y otra se encuentra grave. Las seis son mujeres adultas menores de 48 años. Vuelve a quedar claro que las vacunas generan más trombos a las mujeres.
En circunstancias normales, este tipo de trombosis afecta el doble a las mujeres que a los hombres, especialmente a las menores de 45 años. ¿Hay cierta relación con las vacunas? Pues todo apunta a que puede potenciarlo levemente, pero en una incidencia ínfima. Ocurre lo mismo con el resto de efectos secundarios.
Una de las causas que puede hacer que las mujeres sean más propensas a sufrir este tipo de efectos adversos es que padecen más enfermedades autoinmunes que los hombres. Cuanto más jóvenes son, más activos son sus sistemas inmunes y más susceptibles a este tipo de complicación
En un estudio publicado recientemente, los investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, analizaron los datos de inocuidad de los primeros 13,7 millones de dosis de vacunas contra la COVID-19 administradas a los estadounidenses. De los efectos secundarios reportados a este organismo, el 79,1% vino de mujeres, pese a que sólo habían aplicado el 61,2% de las vacunas a personas del sexo femenino.
