El coronavirus ha provocado cambios en todos los registros de la vida. El entorno laboral no es una excepción. Muchos trabajadores, los peor parados, están en un ERTE. Los más afortunados, por decirlo de alguna manera, se han quedado trabajando desde casa. No es lo mismo que acudir a su habitual puesto de trabajo. Aunque pueda parecer más cómodo, y hasta serlo a veces, son numerosas las personas que han sufrido dolencias. Son los trastornos del teletrabajo. Si a eso se le suma la inactividad física en este periodo, es incluso normal que hasta un 63% de la población asegure sentir dolor de espalda o la sensación de tener los hombros y el cuello cargados. Un punto de partida, el confinamiento.
Las consultas por lumbalgias, problemas de cervicales y las tendinitis de hombros y codos son una tónica que se ha vuelto habitual en las consultas. Todas ellas están relacionadas con las malas posturas y la falta de equipamiento. La evolución de la pandemia hace que estas visitas estén creciendo de forma exponencial. Es más, hasta un 85% de las citas médicas están destinadas a tratar este tipo de patologías, según los datos del doctor Félix López, traumatólogo y miembro de Top Doctors.
Ojo con la osteoporosis
Una de las consecuencias de los trastornos del teletrabajo la están sufriendo las personas con edades más avanzadas. Este sector de la población se ha visto afectado por una pérdida de masa ósea y muscular. Si a eso se le une la falta de sol, la suma es un descenso de los niveles de vitamina D que puede hacer que la osteoporosis avance a más velocidad. Esto convierte a estas personas en mucho más vulnerables a sufrir algún tipo de fractura ósea de gravedad, especialmente las de cadera.
Otra integrante de Top Doctors, la fisioterapeuta Julia Valladares, ha afirmado que este problema también está en los más jóvenes. “Los edemas óseos en pacientes jóvenes, que inicialmente eran sobrecargas musculares, se han incrementado un 30%”, ha explicado. Por eso recomienda hacer ejercicio diario moderado durante una hora, aunque sea en intervalos. “Hacer ejercicio intenso dos veces por semana durante tres horas es perjudicial”, ha concluido. Una consecuencia más del coronavirus que hay que vigilar.
