Los tentáculos del coronavirus son los de un auténtico pulpo. Una reciente investigación en Alemania ha demostrado que el Covid-19 daña el corazón de jóvenes con casos leves y apenas síntomas. Es más, puede causar problemas cardíacos en un porcentaje elevado de pacientes, incluso en adultos de mediana edad previamente sanos. Los datos de este trabajo ya han sido publicados en la revista ‘JAMA Cardiology’.
Una única cosa por comprobar. La investigación, realizada por médicos del hospital Universitario de Frankfurt, según recoge ‘La Vanguardia’, no aclara si las anomalías que se han detectado son transitorias o, por el contrario, pueden desembocar en una insuficiencia cardíaca permanente. El trabajo se ha basado en un centenar de pacientes de mediana edad que han sufrido la enfermedad. De ellos, sólo un tercio habían tenido que ser hospitalizados y los otros dos tercios tuvieron síntomas lo bastante leves para pasar la afección en su domicilio. Todos tenían una media de edad de 49 años.
A todos se les hizo una resonancia magnética del corazón entre dos y tres meses después del diagnóstico, semanas después de haber recibido el alta médica. Los resultados se compararon con los de un grupo de voluntarios de edades muy parecidas que no habían sufrido la enfermedad. La prueba fue clarividente. Reveló que el 78% de los que habían pasado la enfermedad presentaban alteraciones en el músculo cardíaco.
Lo peor es que la parte más afectada era el ventrículo izquierdo, que es la cámara más grande del corazón y la encargada de bombear sangre hacia la arteria aorta para que llegue a todo el organismo. Esta parte había perdido la capacidad de bombear sangre. En concreto había bajado a un 56% cuando lo normal es un 60%. Aunque este resultado no supone en sí una insuficiencia cardíaca, si se mantiene en el tiempo podría llegar a causarla.
Alto porcentaje
El Covid-19 daña el corazón de jóvenes con casos leves. De hecho, la investigación ha revelado que el 60% de los que habían pasado la enfermedad presentaban una inflamación del miocardio en el momento de hacer la prueba. Y ello pese a que ya habían pasado casi 90 días desde el diagnóstico. Todas estas alteraciones son independientes de la gravedad que pueda alcanzar la afección y de si los afectados tenían una patología previa.
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