El reciente anuncio del Gobierno de las fases para volver a la nueva normalidad ha causado cierta decepción en los epidemiólogos. Los expertos auguran un rebrote de casos al iniciar la desescalada. Y más después de ver las imágenes del primer día en que se permitió salir a los niños. Consideran precipitadas las medidas y que no se ha contado como corresponde la capacidad sanitaria real.
La aparición de un rebrote de coronavirus será casi inevitable en unas tres semanas. Así de tajantes se muestras los epidemiólogos en ‘La Razón’. “Estamos dando unos primeros pasos de desescalada a ciegas” debido a que “no conocemos el nivel de infección real” que existe en la población, asegura Guillermo Martínez de Tejada, microbiólogo de la Universidad de Navarra. Añade que esta situación “puede resultar contraproducente y peligroso a medio plazo”.
Una idea que comparte Álex Arenas, doctor en Física de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona. Encargado de desarrollar predicciones matemáticas de la evolución del Covid-19, se muestra preocupado. Considera que existe precipitación “en la toma de decisiones porque la probabilidad de que se produzca un rebrote de la epidemia es todavía muy elevada”. Es más, añade, “diría que resulta inevitable”. Al modificar los parámetros de movilidad en una situación aún delicada “la consecuencia directa será un repunte. Habría que esperar dos semanas más de confinamiento para tener un mayor margen de seguridad”.
Los test y la seroprevalencia
El pesimismo de ambos se basa en la falta de realización de test masivos para medir la inmunidad de la población y la necesidad de conocer los primeros datos del estudio de seroprevalencia que empezó el lunes. Arenas explica que estas pruebas rápidas “no curan, pero a nivel epidemiológico son la herramienta más eficaz” para que las personas asintomáticas “sean diagnosticadas a tiempo y pasen la cuarentena aislados sin contagiar a otros”.
Los expertos auguran un rebrote al iniciar la desescalada al añadir un factor más. Para iniciar estas primeras medidas de reapertura, explica Arenas, “hay que tener en cuenta la capacidad sanitaria real, pues ese es el colchón que tenemos para atender una posible segunda oleada”. El epidemiólogo explica que la situación del sistema de salud español “todavía es crítica, con las UCIS por encima de la capacidad deseable, y eso en este momento puede resultar peligroso”.
