Seguro que no son pocas las veces que te has quemado la lengua o el paladar a la hora de comer una sopa o una simple patata frita. Quizá incluso tú seas una de esas personas que devoran la comida nada más servírtela en el plato sin importar la temperatura. Pues mucho ojo, que no son pocos los peligros de la comida caliente.
Lo primero es dejar claro que no se trata de que sea mejor comer frío ni a temperatura ambiente, ni mucho menos. Pero de caliente a muy caliente, hay un salto importante que puede traernos consecuencias si lo hacemos de manera habitual. Las altas temperaturas de la comida que nos llevamos a la boca pueden dañar tanto la mucosa como las membranas de nuestra boca mediante quemaduras.
Lo normal es que todo quede en un leve enrojecimiento o incluso una simple inflamación, pero puede ir a más. Se pueden lesionar las papilas gustativas de la lengua y quedarnos unos días sin la capacidad de distinguir los sabores o incluso con una menor sensibilidad al tacto. Igual que cuando te quemas la lengua con una sopa muy caliente, pero con tiempo más prolongado.
Graves peligros de comer demasiado caliente
En problema, de todas formas, puede encontrarse más allá de la boca y las lesiones que ahí puede causarnos. Recuerda que el alimento pasa por la garganta, esófago o estómago, por lo que el estropicio puede ser mayúsculo. Normalmente no solemos notar mucho la comida caliente una vez que atraviesa nuestra garganta, pero de igual manera puede dañarnos. Allá va. Entre los peligros de la comida muy caliente puede encontrarse incluso el hecho de provocarnos cáncer. Se trata de algo muy poco probable, pero dañar estas otras zonas de nuestro cuerpo puede generar una gastritis, así como unas úlceras que terminen derivando en un tumor.
Tomándote tu tiempo para comer, aunque sean dos minutos más, protegerás tu cuerpo de accidentes de este tipo. Además, recuerda que es mejor comer despacio y masticar adecuadamente si quieres hacer una mejor digestión y adelgazar.
