Siempre se ha dicho que e Covid-19 no entiende de clase social o económica. Y, aunque como norma sea así, lo cierto es que ha afectado más a personas de países desfavorecidos. Las medidas de distanciamiento social y de higiene son acatables por todo el mundo en España y Europa, pero no en todos los rincones del planeta. Cerca del 60% de las vacunas están en manos de un 16% de la población mundial. Los países en vías de desarrollo no tienen capacidad de comprarlas y reciben dosis de terceros. ¿Qué pasa si se liberan las patentes de las vacunas? ¿Sería una solución definitiva a la pandemia?
La Unión Europea aspira a que el 70% de sus ciudadanos estén vacunados para agosto, mientras que hay muchos países en los que se dan con un canto en los dientes si alcanzan el 20% para Navidad. La situación está muy desnivelada. Son cada vez más las vacunas aprobadas tanto por la OMS como por la EMA, pero las dosis son limitadas.
Las farmacéuticas están fabricando cada vez más dosis para poder distribuirlas acorde a los contratos firmados. Y estos se van ampliando poco a poco. Demasiado poco a poco. La lentitud a la hora de proteger a la población mediante vacunas, hace que el virus siga contagiando. Conforme más se contagia en personas no vacunadas, más riesgo hay de mutaciones que incluso puedan llegar a escapar del medicamento.
Pros y contras de liberar patentes de las vacunas
Con este panorama, llevamos tiempo oyendo opiniones de políticos que piden liberalizar las vacunas. El último, Joe Biden, presidente de los EEUU. El inquilino de la Casa Blanca ha aprovechado el eficaz plan de su antecesor, Donald Trump, de aprovisionar a la nación de dosis suficientes.
Para saber qué pasa si se liberan las patentes de las vacunas es necesario hacer una balanza. El principal beneficio es que muchas empresas o países recibirán la fórmula y el permiso para copiar las vacunas existentes de Pfizer, Moderna, Janssen, etc… Con esto se logrará una bajada de precio (ya son relativamente asequibles) y un abastecimiento suficiente para que todos los países logren su inmunidad de rebaño cuanto antes.
En contra de la liberalización de las patentes están la inmensa mayoría de los expertos. Hay que recordar que casi todas las vacunas aprobadas se han desarrollado en base al sector privado. Empresas y farmacéuticas han invertido mucho dinero y recursos en dar con una fórmula y ahora están recuperando lo invertido y obteniendo beneficios. ¿Podrían ganar más? Sin duda, mucho más. Si se liberan las patentes, ninguna farmacéutica privada querrá seguir investigando para luego perder el dinero en beneficio de otros que lleguen después. Esto supondría un “pan para hoy y hambre para mañana”.
Ya existe un tiempo limitado
Las patentes no son eternas. Nunca lo son. Los medicamentos y productos sanitarios que están protegidos en este sentido, se liberan a los 5 años como pronto y 25 como tarde. Esto es tiempo, los laboratorios y farmacéuticas tienen margen para explotar su producto y amortizar su esfuerzo. Que se liberen las patentes no implica que el medicamento sea gratis, ni mucho menos. Simplemente vemos cómo se crean productos iguales llamados ‘genéricos’. Lo normal es que sean más baratos que el original, pero no siempre es así.
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