El pasado 26 de marzo se reconoció desde España que los test recibidos por parte de una empresa China eran defectuosos. En su momento trató de ocultarse el hecho y posteriormente se fueron filtrando diferentes cifras, hasta saberse que fueron 640.000. La empresa asiática no estaba homologada y sus productos no cumplían la función mínima.
Tras saltar la alarma por lo sucedido, España las devolvió y la empresa aceptó reenviar el material mejorado. Pero, efectivamente, han vuelto a ‘timar’ al Gobierno al Gobierno desde China al volver a mandar el material defectuoso.
La empresa china Bioeasy Biotechnology mandó una muestra de los test, que usan el método de la fluorescencia, y el Instituto de Salud Carlos III los sometió a análisis. Finalmente, al ver que no contaban con la sensibilidad requerida, el Ejecutivo decidió cancelar completamente el pedido. Y es que sólo tenían una sensibilidad del 30%. De esta manera, el Gobierno parece resignarse a aceptar que la empresa de China les ha vuelto a ‘timar’. Ahora bien, desde España se pretende recuperar el dinero invertido en esta operación fallida con un distribuidor español. Complicado.
El Gobierno ya ha renunciado, por tanto, a los test de antígeno en los que puso tantas esperanzas hace unas semanas. Este hecho supone un nuevo retraso en las medidas necesarias para conocer el alcance real del coronavirus Covid-19 en nuestro país por medio de una curva de contagios fiable.
