La enfermedad de Willis-Ekbom o síndrome de las piernas inquietas afecta a un buen porcentaje de la población, aunque se muestra con más severidad en un 3%. Esto implica a un millón y medio de personas sólo en España. Y sí, si tus padres o abuelos lo han padecido, es muy probable que tú también.
El síndrome de las piernas inquietas no es una enfermedad grave, ni mucho menos, y afecta tanto a hombres como a mujeres. Si eres de los que se despierta por las mañanas con una sensación de cansancio, este podría ser el motivo. Es como si durante tus horas de sueño hubieras estado dando un paseo, por lo que el descanso no es total. Ocurre también estando sentado o tumbado sin necesidad de dormir. Se trata de un trastorno de origen neurológico y, aunque puede aparecer a cualquier edad, es más frecuente a partir de los 40 años.
Quienes padecen el síndrome de las piernas inquietas sienten la necesidad de estirar sus extremidades, levantarse o caminar un rato. En ocasiones, esta dolencia aparece durante el embarazo o por culpa de algún medicamento o enfermedad como la anemia o por una insuficiencia renal. La inmensa mayoría de las personas que lo padecen, sobre todo porque no tiene gravedad en general, no acudirán nunca al médico, pero desde WebSalud siempre os recomendamos consultar al especialista.
Dopamina y síndrome de las piernas inquietas
La mayor parte de los hallazgos de investigación sugieren un trastorno en el funcionamiento de la dopamina. Nos referimos a una sustancia presente en el sistema nervioso y que está encargada de la regulación del movimiento. A su vez, la dopamina precisa del hierro para funcionar correctamente, de ahí que la anemia pueda afectar directamente en la aparición del síndrome de las piernas inquietas. En cualquier caso, no se garantiza que con mayor ingesta de hierro se garantice la desaparición de la dolencia.
