Existen las del Niágara o las del Iguazú entre las más famosas, pero no son las que nos interesan. Las que afectan a la salud sí. ¿Qué son las cataratas? Son opacidades que se forman en el cristalino del ojo y que dificultan la visión. Las cataratas son un problema que toda la población va a sufrir en algún momento de su vida. Eso sí, no son motivo de alarma puesto que se trata de un envejecimiento ocular que se produce con la edad.
La catarata, cuyo mejor tratamiento es la cirugía, consiste en una nubosidad que aparece en el cristalino, la parte del ojo que ayuda a enfocar y que, por norma general, es clara y transparente. Hay que tener claro que esta afección no es un tumor ni una formación de piel o tejidos nuevos sobre el ojo, simplemente que la misma lente se nubla.
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Obviamente, la principal causa de que aparezcan las cataratas es la edad, pero hay situaciones que pueden acelerar su llegada. Un golpe, una punción, un corte, el calor intenso o una quemadura causada por agentes químicos son factores que pueden dañar el cristalino y dar lugar a una catarata traumática. En este apartado hay que destacar que algunas profesiones suponen más riesgo para sus profesionales. Este es el caso de los sopladores de vidrio. Los empleados de este sector están expuestos a altas temperaturas, además de mirar continuamente la luz del horno. Por ello desarrollan cataratas antes de lo normal.
Otro factor de riesgo es que la madre haya padecido rubeola durante el embarazo, ya que puede infectar al feto y que desarrolle este tipo de cataratas. No obstante, es extraño que esto suceda ya que en la actualidad existen muchos métodos de prevención.
Enfermedades que condicionan las cataratas
Conocido qué son las cataratas, hay que destacar también que hay enfermedades que propician su aparición. La diabetes, la inflamación de ojos, los antecedentes familiares o el uso prolongado de algún medicamento pueden causarla. No son los únicos. La frecuente exposición a la radiación, el tabaquismo o alguna intervención quirúrgica por otro problema ocular pueden terminar derivando en una catarata.
Según el tamaño y la localización de las áreas de opacidad del cristalino, una persona podría incluso no darse cuenta de que está desarrollando una catarata. Un ejemplo de localización que puede pasar inadvertida es el borde externo de la lente. En este punto la visión no sufre ninguna alteración. Si está en el centro ya es otra cosa, si afectaría a la forma en que vemos los objetos y las personas. La disminución de la visión es, precisamente, una de las principales señales de que alguien está sufriendo esta afección. Las dificultades a la hora de percibir los colores es otro de los síntomas.
