Estamos en plena estación de otoño y ya han empezado las lluvias en prácticamente toda España. La pandemia que ha ocasionado el Covid-19 se encuentra en una segunda ola que va a obligar a nuevos confinamientos debido al crecimiento de diagnosticados y hospitalizados. Lo esperado. Pero, en cualquier caso, son varias las veces que tendremos que salir de casa a trabajar, hacer la compra, sacar al perro y demás. Nos surge una pregunta: ¿Qué pasa con la mascarilla si llueve?
Las mascarillas están preparadas para no perder su eficacia a corto plazo en caso de humedecerse levemente. Lo normal al referirnos a las gotículas que desprendemos al hablar o bien con algo de sudor. Ahora bien, no protegerla bien de la lluvia puede tener sus consecuencias. Según la OMS, es recomendable desechar las mascarillas húmedas en cuando se puedan, cambiándolas por otras secas. ¿El motivo? Además de dificultar la respiración, facilitan la acumulación de bacterias en el entorno de la nariz y boca, por lo que perderá su efectividad contra las infecciones.
Hay que entender que la diferencia entre un tipo de mascarillas y otras reside tanto en el material de base, las capas o las cargas electroestáticas. Todo ello, con el agua de la lluvia quedaría prácticamente inservible. Y sí, ya sabemos que el paraguas no siempre nos salva de empaparnos, ya que el viento puede jugar en nuestra contra.
¿Qué hago con mi mascarilla mojada por la lluvia?
Lo primero es ser prudentes y procurar llevar siempre una mascarilla de repuesto, que nunca se sabe qué puede pasar. En caso de que se moje una mascarilla reutilizable, puedes meterla en la lavadora sin problemas. Pero, si dispones de un tapabocas quirúrgico, FFP2 o FFP3, deberás tirarla. Piensa que, aunque se seque, habrá perdido su eficacia.
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