Los alimentos son ricos en las vitaminas y proteínas que el cuerpo necesita, pero cuidado porque si no están en óptimas condiciones pueden causar el efecto contrario. ¿Qué es la salmonelosis? Una de las enfermedades de transmisión alimentaria más común y extendida. La mayoría de los casos son leves, aunque en ocasiones puede provocar la muerte. Está causada por la bacteria salmonella, que por lo general vive en los intestinos de animales y humanos, expulsándose a través de las heces.
Cualquier alimento puede estar infectado por la citada bacteria. Si una persona contagiada con las manos sucias manipula un producto, o si el alimento entra en contacto con otros contaminados, es lo que se denomina contaminación cruzada. En la gran mayoría de las ocasiones, las personas se infectan por comer alimentos contaminados. Debido a que se trata de una infección intestinal, la bacteria también está en las heces de las personas contagiadas. Por este motivo, la higiene personal coge suma importancia durante y después de la enfermedad. No lavarse las manos después de ir al baño y manipular alimentos puede ser el origen de infecciones de otras personas.
El verano le favorece
Conocido qué es la salmonelosis, hay un dato evidente. Las altas temperaturas favorecen el crecimiento y desarrollo de estos microorganismos, y por eso la mayoría de los casos suelen producirse durante el verano. Según señalan desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), la bacteria provoca infección intestinal sin sobrepasar el resto de mecanismos defensivos del organismo.
Los síntomas suelen ser leves y los pacientes se recuperan sin un tratamiento específico. No obstante, en algunos casos, sobre todo en niños pequeños (y más aún en los menores de 5 años) y en ancianos, la deshidratación que genera esta enfermedad puede llegar a poner en peligro su vida. La sintomatología puede comenzar entre las 6 y las 72 horas tras la ingesta de la bacteria. La afección se prolonga entre los dos días y la semana.
Los cólicos, el dolor abdominal o muscular, escalofríos, diarrea, fiebre, náuseas y vómitos son algunos de los síntomas más frecuentes. Para aliviarlos, los expertos recomiendan beber abundantes líquidos para combatir la deshidratación, la ingesta de comidas poco copiosas y exentas de grasas, y el reposo.
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