El 17 de agosto es el día internacional de una afección rara. Seguramente desconocida para el público en general, es momento de darle visibilidad. ¿Qué es la Enfermedad de Coats? También conocida como renitis exudativa, se trata de una afección derivada del desarrollo anormal de vasos que irrigan la retina llegando a causar el desprendimiento de la misma. La aparición de los síntomas suele darse entre los 6 y los 8 años. Después evoluciona hasta convertirse en un proceso crónico que se desarrolla de forma lenta y progresiva.
La evolución de esta afección suele terminar manifestándose con una pérdida de visión unilateral, con estrabismo o, en sus fases más avanzadas, en un desprendimiento de retina. Es más, debido a la alteración de los vasos sanguíneos de la misma puede provocar que algunas zonas se tornen amarillentas. Hay que tener mucho cuidado. Al principio, esta enfermedad puede resultar totalmente asintomática ya que los niños con pérdida de visión unilateral no suelen quejarse de los síntomas.
En esos casos, detectar esta afección se basa a menudo en una apariencia anómala del reflejo pupilar que puede observarse mejor en fotos o en una prueba de reflejo rojo. Así lo aseguran desde ‘Orphanet’, el portal europeo de enfermedades raras.
Muchos casos pueden estabilizarse
¿Qué es la Enfermedad de Coats? Una afección que suele afectar más a hombres que a mujeres y que, por fortuna, hay un dato bueno sobre ella. La mayoría de los casos, alrededor de un 70%, pueden estabilizarse aplicando una terapia adecuada. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la exudación y la cicatrización macular normalmente comprometen la visión. Los tratamientos suelen centrarse en el cierre de los vasos retinianos anormales con pérdidas. El objetivo es facilitar que se corrija el desprendimiento de retina.
Si la enfermedad está en sus primeros estadios pueden aplicarse terapias con láser o crioterapia. Si está en fase más avanzada requerirá de técnicas quirúrgicas como la recolocación de retina. En el caso de que la enfermedad esté en su máxima expresión puede llegar a ser difícil de diferenciar del retinoblastoma, un tipo de cáncer que afecta a los tejidos.
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