El Quiste de Baker es una acumulación de líquido sinovial que se produce al debilitarse la membrana que recubre la articulación, formando un quiste poplíteo detrás de la rodilla. En concreto en lo que solemos denominar corva. Cuando la presión se acumula, el líquido sale hacia la parte posterior de la rodilla y, aunque a la larga no deba suponer ningún problema, puede llegar a ser muy doloroso.
Este quiste de Baker puede aparecer a cualquier edad, incluso en niños. Eso sí, las causas que lo producen varían. En los adultos mayores generalmente se debe a procesos inflamatorios o degenerativos como la artrosis o la artritis reumatoide. Por su parte, en los adultos jóvenes puede deberse a una lesión en los ligamentos de la rodilla, a la rotura del menisco o al desgaste del cartílago articular.
Síntomas y tratamiento
Entre los síntomas que genera pueden estar los dos extremos, una inflamación muy dolorosa o, todo lo contrario, indolora. Si el quiste es grande puede llegar a ocasionar dificultad para flexionar la rodilla o incluso comprimir venas o nervios. Algunas veces el quiste puede romperse y causar dolor, inflamación y hematoma en la parte posterior de la rodilla y la pantorrilla. Es vital saber si la hinchazón viene causada por el quiste o por una trombosis venosa profunda, que tiene mucha similitud.
El tratamiento se enfocará a tratar la causa que lo ha originado, a la adopción de medidas antiinflamatorias que reduzcan la presión y también al trabajo de la musculatura inferior del cuerpo. A veces puede ser necesario extirpar el quiste mediante cirugía. Aunque en este caso habrá que valorar si merece la pena puesto que la afección podría aparecer de nuevo si no se elimina el motivo que lo ha originado en un primer momento.
