La ciencia sigue avanzando, y no sólo en las vacunas contra el coronavirus. Un equipo de investigación ha dado un gran paso para solucionar problemas de fertilidad. Ha sido en Australia, donde nace un modelo de embrión humano a partir de células de piel. El hallazgo va a ser clave para entender las dos primeras semanas de desarrollo de la vida, uno de los puntos negros hasta ahora. El bioquímico José Polo está al frente de este equipo de la Universidad de Monash (Australia).
Los expertos han logrado crear un modelo de blastocisto, que es el nombre que recibe un embrión con seis días de vida. Y lo ha hecho a partir de células de piel humana “reprogramadas a células madre pluripotentes inducidas”, según ha explicado Polo en ‘El Independiente’. Esta es la primera vez que se consigue crear un modelo de embrión humano, hasta la fecha sólo había podido hacerse con ratones.
El embrión artificial no es exactamente igual que el humano en su estructura. No implica a un óvulo y un espermatozoide, y eso es lo que ha destacado Polo. Ahora bien, sí que han comprobado que el desarrollo sí es muy similar al humano en los primeros 11 días. Para el científico, esto “abre la puerta a poder estudiar y solucionar muchos de los problemas relacionados con los primeros días tras la concepción y el momento de la implantación”. La gran pregunta que surge ahora es si se podría implantar este modelo en un útero y evolucionaría correctamente. Polo es tajante: “Hasta que no haces un experimento no sabes 100% que ocurrirá”, aunque tras el fracaso con los ratones “estoy convencido de que no se conseguiría”.
Clave para problemas de fertilidad
Crean un modelo de embrión humano a partir de células de piel, un hallazgo que va a ser clave para problemas de fertilidad. “¿Sabes que entre el 25 y el 75% de las concepciones, según los estudios, se pierden en las primeras dos semanas?”, ha comentado Polo. Hay casos donde las mujeres no se dan ni cuenta. Una situación que puede deberse a problemas de fertilidad indetectables que ahora sí podrán estudiarse.
Este descubrimiento va a permitir detectar si la mujer está tomando algún fármaco que pueda perjudicar el desarrollo embrionario sin saberlo. Incluso permitirá identificar problemas genéticos que se transmiten de los padres al embrión en los primeros días del embarazo. Y por supuesto, la posible influencia del coronavirus en este periodo.
