El coronavirus no sólo está causando muertes por la infección que provoca, el miedo a contagiarse hizo que muchos enfermos de cáncer se agravaran por no acudir a las revisiones rutinarias. No es el único caso. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha revelado que las muertes por sarampión suben un 50% en cuatro años. Esta patología, totalmente prevenible, se ha cobrado la vida de 207.500 personas desde 2016. Una situación que la propia pandemia podría empeorar. Como consecuencia de ella se han interrumpido las campañas de vacunación en 26 países, y retrasado en decenas de países. Según las estimaciones de este organismo, unos 94 millones de personas están en riesgo de no ser vacunadas contra el sarampión este año.
La situación es más grave de lo que pueda parecer. De todas las naciones que interrumpieron los programas para inmunizar a la población, únicamente ocho los han retomado cuando la pandemia lo ha permitido, la mayoría de ellos africanos. Se trata de Brasil, Etiopía, Filipinas, Nepal, Nigeria, República Centroafricana, República Democrática del Congo y Somalia. Esto es importante ya que hay que recordar que esta enfermedad es extremadamente contagiosa y, sobre todo, es una seria amenaza para los niños menores de cinco años. De hecho, en 2019 los datos arrojan un total de 870.000 casos, la mayor cifra desde 1996.
Las regiones más castigadas son República Democrática del Congo, República Centroafricana, Madagascar, Georgia, Kazajistán, Macedonia del Norte, Ucrania y Somalia. Estos nueve países suman el 73% de los casos de todo el mundo después de haber registrado brotes epidémicos graves en sus territorios.
Enorme retroceso frente al sarampión
Las muertes por sarampión suben un 50% en cuatro años, lo que supone un enorme retroceso en los progresos realizados hasta ahora. Para conseguir frenar esta enfermedad existe una vacuna eficaz de la que son necesarias dos dosis. Según la OMS, es necesaria una tasa de vacunación del 95% para evitar la propagación de la enfermedad. Desde esta organización creen que existen suficientes argumentos para pensar que muchas personas, especialmente los más pequeños, no han recibido la vacuna como consecuencia de la actual crisis sanitaria del coronavirus.
