El autismo o TEA (Trastorno del Espectro Autista) muestra una serie de indicios en los primeros años de vida. Se estima que aproximadamente el 1% de la población lo padece en uno u otro nivel, afectando en mucha mayor medida a hombres que mujeres. No se trata de una enfermedad que se contagia y aunque hay factores genéticos que lo favorecen, todavía se trata de un origen por resolver.
Existen una serie de indicios que pueden ser indicativos de si tu hijo padece autismo, pero que tenga alguno de ellos no significa que padezca TEA necesariamente. Tampoco reflejan el grado de autismo que pueda padecer un niño, ya que existen pruebas para catalogarlo.
Indicios de autismo
Desde bebé, antes de cumplir el año, es incapaz de seguir con la mirada de manera seguida un objeto.
No suelen sonreír.
No mantienen la mirada y en ocasiones ni observan la cara de la persona con la que hablan.
La falta de interés por otros compañeros en el parvulario.
No se relaciona con nadie en el aula a la hora de jugar. Y cuando lo hace solo, no juega con coches como si fueran de verdad ni da de comer a muñecas, etc…
A diferencia de la mayoría de los niños, los que padecen autismo no suelen señalar lugares ni objetos a sus padres para llamar su atención. No comparten sus intereses.
No les gusta que les toquen en general. Uno de los indicios del autismo más conocido es ser la hipersensibilidad y pueden tomarse un beso o caricia como una agresión. Eso sí, no suelen ser muy sensibles al dolor.
Los niños que hablan suelen hacerlo con cierta dificultad y no encajan las bromas, ironías ni metáforas como ejemplos.
Muestran interés por cosas inusuales y pueden parecer obsesivos.
Los autistas no suelen reaccionar cuando se les llama ni a requerimientos de sus propios padres.
Pueden mostrar un comportamiento extraño y muy repetitivo. El balanceo es el más habitual y reconocible de los indicios de autismo, aunque también puede ser un movimiento de pies o manos.
