Hace escasas fechas se cumplió un año desde que se detectó el primer caso en España. Fue el 31 de enero de 2020 en La Gomera. Muchas cosas han pasado desde entonces. Las restricciones se adueñaron del planeta. Nuevas prendas de uso obligado, una nueva manera de entender las relaciones sociales y una forma de vida diametralmente opuesta a la anterior. Pese a este tiempo, no aprendemos. Hay errores que aún hacemos tras un año de pandemia, tanto en España como en el mundo.
Los científicos están luchando a brazo partido para dar con las vacunas que puedan hacer frente también a las nuevas cepas. Los ciudadanos deben aportar su granito de arena en esta guerra y eso requiere un esfuerzo más para no fallar al adoptar las medidas necesarias. Las restricciones sociales todavía permiten ciertas libertades de contacto social. Estas licencias son vitales para la salud mental de las personas, pero eso no quiere decir que sean seguras, según recoge ‘The Guardian’. Algo que deben tener en cuenta, sobre todo, los más jóvenes. El primer gran error generalizado es confiar en nuestros conocidos simplemente por serlo.
Un estudio ha demostrado que un 35% de las personas que dieron positivo reconocen haber negado tener síntomas al ser preguntados. Otro 55% afirma haber ocultado a otros sus síntomas. Uno de los casos más llamativos a este respecto se ha dado en Venezuela. Una mujer ocultó su positivo a su familia y terminó costándole la vida a su marido e hijos. Debido a que está en juego nada menos que la salud, es mejor desconfiar y respetar las medidas aún con nuestros seres más queridos.
Transmisión aérea y mascarillas
Entre los errores que aún hacemos tras un año de pandemia es el de subestimar los riesgos de la transmisión aérea. Aunque en un principio se descartó esta opción, las evidencias posteriores han dejado claro incluso que es la alternativa más fácil para contagiarse. Las mascarillas se han convertido en una pieza clave de nuestra indumentaria. Sin embargo, muchas personas siguen utilizándola incorrectamente. Hay que recordar que las mascarillas (y hay de todo tipo) deben cubrir la boca y la nariz para usarlas como corresponde. Esto es fundamental porque de esta manera se reducirán los contagios.
Otro error es relacionar la vacuna con la relajación. Cuando una persona está vacunada no quiere decir que ya sea inmune. Para que el viral haga efecto hace falta una segunda dosis y el transcurso del tiempo para que el organismo genere anticuerpos. De hecho, ya se han dado bastantes casos de personas que se contagian tras administrarle el viral. Incluso un hombre falleció pese a haber recibido las dos dosis.
El último de los crasos errores es pensar que, una vez superada la enfermedad, no podemos volver a contagiarnos. No sólo la reinfección es un debate abierto sobre el que todavía faltan pruebas, es que ya se han dado algunos casos de segunda infección en todo el mundo. Es más, con la irrupción de las nuevas cepas, haber superado el Covid-19 hace que estas personas estén más expuestas al contagio de las nuevas variantes.
