No estaba entre las principales formas de transmisión del virus. Es más, ni siquiera se consideraba viable que el coronavirus pudiera viajar por el aire. Estudios posteriores fueron advirtiendo de los riesgos que entrañaban las pequeñas gotas de saliva que podían quedar suspendidas y desplazarse varios metros. Ahora, en plena escalada de nuevos positivos, los expertos encienden todas las alarmas. El 75% de los contagios se produce por el aire, o mejor dicho, por aerosoles.
Con esta rotundidad lo ha asegurado el experto en química y física de aerosoles atmosféricos de la Universidad de Colorado, José Luis Jiménez, en ‘La Sexta’. Los aerosoles, ha explicado, son “trocitos de saliva o fluido respiratorio que salen de nosotros cuando respiramos o hablamos y que son lo suficientemente pequeños para flotar en el aire”. Algo que no es lo mismo que las pequeñas gotas a las que se refiere la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuando habla de transmisión.
Según defiende el experto, cuando estos aerosoles quedan en el aire los podemos respirar y quedar infectados al depositarse en los pulmones. Jiménez ha asegurado que las pruebas son contundentes y reclama que se preste mucha más atención a esta forma de contagio o la pandemia “va a ser más difícil de controlar”.
Evitar los espacios interiores
El 75% de los contagios se producen por el aire. Este experto ha apuntado que para evitar este tipo de infecciones lo que más funciona es alejarse de los espacios anteriores. “Los estudios de rastreo muestran que es un 20% más difícil contagiarse en el exterior”, ha señalado. En este sentido lanza una recomendación de cara a la vuelta al cole. Y no es otra que los centros educativos reserven los parques siempre que les sea posible para desarrollar clases al aire libre.
Otra de sus recomendaciones es reducir en la medida que sea posible la estancia en espacios interiores, especialmente si hay mucha gente y no existe buena ventilación. Y todavía más si hay gente sin mascarilla, hablando, gritando e incluso cantando. Precisamente ha incidido en que el uso de la mascarilla reduce el riesgo de contagio “pero no lo elimina”. La ventilación, ha concluido, es básica puesto que sin ella los aerosoles pueden tardar en desaparecer del ambiente entre una y dos horas.
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