El colesterol es una de las enfermedades más habituales en los países desarrollados. Se trata de un problema directamente ligado a nuestras dietas y es un hecho que comemos bastante mal. Luego toca lamentarse, pero recordemos que hay diferencias importantes entre el colesterol bueno y el malo.
Nos referimos a una sustancia similar a la grasa y cuya presencia es indispensable para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo. Es necesario para producir estrógeno, vitamina D, testosterona, etc. Pero si te pasas, mal.
La herencia genética juega un papel muy importante a la hora de padecer de colesterol alto, pero más importante es saber lidiar con ello. La alimentación es la clave, pero también el ejercicio. Y en casos más avanzados, el médico nos puede recetar una medicación.
Pero debemos saber que tener el colesterol alto no implica necesariamente estar mal de salud, existen diferencias entre el colesterol bueno y malo. El colesterol malo es el que suele estar más presente en nuestro cuerpo y sus siglas son LDL. Es el que se encarga de transportar las lipoproteínas desde el hígado a los tejidos. Si tenemos un índice alto de LDL, digamos por encima de 100, correremos el riesgo de que se acumule en las paredes de los vasos sanguíneos y de esta manera provocar una mayor dificultad del tránsito y por lo tanto abrir la puerta a una enfermedad cardiovascular.
Por otro lado, existe el colesterol bueno, conocido como HDL. Este es el que recoge el colesterol del torrente sanguíneo y los tejidos, para llevarlo al hígado. Una vez aquí, se procede a su eliminación por medio de la bilis. En este sentido, tener un nivel bajo de este parámetro en los análisis de sangre sería peligroso para nuestra salud. En resumen, tener alto el LDL o bajo el HDL puede provocarnos enfermedades cardiovasculares. A la inversa, salvo extremos, todo estará en orden. Lee más sobre el colesterol, aquí.
