La pérdida de olfato ha sido uno de los síntomas clave desde el principio de la pandemia. Hoy es el día mundial de la anosmia. Una patología que casi podría considerarse desconocida. Pocas personas habían oído hablar de ella antes de la irrupción del coronavirus en nuestras vidas. Las implicaciones de no oler como corresponde, o incluso percibir los aromas de forma incorrecta, pasa incluso desapercibida hasta que uno no la padece. Por desgracia, miles de personas ya lo saben cómo consecuencia del Covid-19.
El vacío que genera esta enfermedad puede llegar a ser muy grande. No poder reconocer el olor de tu hogar o que un buen aroma huela a podrido son algunas de las sensaciones frecuentes de la cacosmia, una variante. Hay ocasiones donde el olfato nos alerta de un peligro. Esto desaparece al sufrir anosmia. Como dice el refrán, uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. La carencia de este sentido puede desembocar en otras enfermedades como la depresión o la pérdida de apetito.
Los estudios más recientes apuntan a que el ser humano puede distinguir hasta un billón de olores diferentes. La anosmia incluso puede afectar al sexo al no detectar olores potenciadores sexualmente excitantes. El cuerpo genera feromonas que los que provocan la atracción. La pérdida del olfato nos priva de esto.
Primer síntoma del Covid-19
En el día mundial de la anosmia no podría faltar su reciente relación con el coronavirus. Uno de cada cinco pacientes que ha sufrido el Covid-19 en el mundo sufrió la pérdida de olfato como primer síntoma de la enfermedad. Es más, su prevalencia superó el 50% en los pacientes más jóvenes que no requirieron de hospitalización.
Pero no sólo el coronavirus puede causar anosmia. Otros virus como el de la gripe o causas congénitas como la rinitis alérgica también pueden terminar derivando en la pérdida de olfato.
