Hace ya casi año y medio que el SARS-CoV-2 entró en nuestras vidas. Desde el principio se pensó que se trataba de un patógeno que principalmente afectaba a las vías respiratorias. Un equipo de investigadores de Estados Unidos ha dado una vuelta de tuerca en esta teoría. Y es que descubren que el coronavirus es una enfermedad vascular. Esto, sin duda, explicaría de forma plausible que queden afectadas tantas partes del cuerpo.
Casi al principio de la pandemia quedó demostrado que las proteínas de espiga ayudaban al virus a infectar al huésped al adherirse a las células sanas del organismo. Casi 18 meses después se ha demostrado que estas proteínas tienen un papel todavía más importante en el desarrollo de la enfermedad. El estudio concluye que el Covid-19 es una enfermedad vascular, evidenciando las numerosas y variadas complicaciones que, presuntamente sin ninguna conexión, produce el patógeno. El hallazgo permitirá buscar nuevas terapias que sean todavía más eficaces.
Uno de los coautores del estudio es Uri Manor, investigador del Instituto Salk (Estados Unidos). El experto ha sido muy claro. “Mucha gente piensa que es una enfermedad respiratoria, pero en realidad es una enfermedad vascular”, ha señalado. Una confirmación que explicaría los motivos por los que “algunas personas sufren derrames cerebrales y otras tienen problemas en otras partes del cuerpo”. Sin duda el nexo en común que hay detrás es que todos “tienen un trasfondo vascular”.
Daño celular
No sólo descubren que el coronavirus es una enfermedad vascular, también se ha confirmado con exactitud como la proteína daña las células vasculares. Los expertos desarrollaron un sucedáneo del virus con la habitual corona de proteínas de espiga que tiene el SARS-CoV-2. La simple exposición causó daños en pulmones y arterias de un modelo animal, demostrando que sólo la proteína puede causar la enfermedad.
La clarividencia apareció en la siguiente prueba. Así lo ha explicado Manor: “Si se eliminan las capacidades de replicación del virus, éste sigue teniendo un efecto dañino importante en las células vasculares”. Esto se produce simplemente, ha añadido, “en virtud de su capacidad de unirse al receptor ACE2, el receptor de la proteína S”. Sin duda famoso desde la aparición del coronavirus.
