La variante del coronavirus encontrada en Reino Unido preocupa, y cada vez más. Sobre todo después de que Boris Johnson, presidente del país, haya asegurado que la cepa británica es un 30% más mortal que su predecesora. Si a esto le unimos que ya era mucho más contagiosa, la pandemia está cogiendo un cariz muy peligroso ya que está última mutación ya está presente en muchos países.
El propio jefe del Ejecutivo británico ha querido explicarlo. Existen las primeras “evidencias” de que la nueva cepa sería más letal. En concreto, un 30% más entre los mayores de 60 años. El científico jefe del Gobierno, Patrick Vallance, ha clarificado la situación. En la población incluida en el citado rango de edad, “de cada 1.000 personas infectadas son 10 las que pueden morir por la enfermedad”. Sin embargo, ha añadido, con la nueva variante esta cifra “se eleva a 13 ó 14 personas”. Estos primeros resultados suponen una profunda preocupación.
La nueva variante se detectó por primera vez en Kent a mediados de diciembre del pasado año. Pronto se convirtió en la cepa dominante y, ante el alarmante crecimiento de los contagios y las muertes, obligó a un nuevo confinamiento nacional desde el 4 de enero. No fue suficiente, la pandemia se descontrolaba por completo y terminó por provocar el cierre de colegios y universidades. No era para menos. Esta mutación se extendía con una velocidad de vértigo entre los menores, sobre todo en los adolescentes. Tanto que los hospitales empezaron a saturarse pese al gran esfuerzo de la campaña de vacunación.
Saturación hospitalaria
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha sido alertada de que la cepa británica es un 30% más mortal. Desde esta entidad entienden que esta mayor letalidad podría deberse, precisamente, a la sobrecarga que está sufriendo el sistema sanitario ante el brutal incremento de positivos. La experta epidemióloga de la entidad, Maria Van Kerkhove, ha explicado esta relación. “Si la variante es más contagiosa, hay más casos y entonces hay más personas hospitalizadas”, ha revelado. La consecuencia de esto es obvia. “Si hay más hospitalizados y los sistemas están sobrecargados, se producen más muertes porque los médicos están sobrepasados”, ha argumentado.
La propia Kerkhove ha tratado de tranquilizar afirmando que todavía no existen pruebas concluyentes de que la cepa británica eleve la mortalidad. Eso sí, todavía está siendo analizada. Ahora bien, está comprobado que infecta a más gente, más gente llega a estar grave y muere por coronavirus, según han concluido desde la OMS.
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