Algunas teorías apuntan a que el origen del patógeno causante de la pandemia está en el murciélago. Y otro animal parece tener la llave para detenerlo. Los anticuerpos de las llamas neutralizan el coronavirus. Los científicos han conseguido demostrar este extremo, convirtiendo a estos camélidos en la nueva arma para luchar contra el virus causante del Covid-19.
El estudio, según recoge ‘National Geographic’, se centra en la llama ‘Winter’. Criada en Bélgica junto a otras 130 compañeras, su destino se cruza con el de la humanidad. Junto a las inmunoglobulinas normales presentes en todos los mamíferos, “los camélidos como las llamas, camellos y alpacas producen un tipo especial que son mucho menos de la mitad del tamaño de los anticuerpos convencionales”, explica Daniel Wrapp, investigador de la Universidad de Texas (EEUU).
Son los llamados nanocuerpos. Tienen una cuarta parte del tamaño de los anticuerpos normales y una estructura simple. Descubiertos en 1989 en los dromedarios, se han convertido en candidatos terapéuticos para luchar contra virus como el VIH, el cáncer de hígado o patologías hematológicas. En 2016 ya se comprobó que serían capaces de neutralizar los anteriores coronavirus (MERS-CoV y SARS-CoV-1). La llama ‘Winter’, por entonces con nueve meses, empezó a formar parte del experimento. Unas pequeñas mejoras en estos nanocuerpos permitían a este anticuerpo impedir que el virus infectara las células.
Anticuerpo clave
Jason McLellan, profesor en la Universidad de Texas, ha asegurado que este “es uno de los primeros anticuerpos conocidos para neutralizar el SARS-CoV-2”. El investigador ha explicado que estos nanocuerpos se unen a las proteínas del MERS y el SARS e impiden la infección al evitar la entrada en las células humanas.
Los anticuerpos de las llamas neutralizan el coronavirus y se convierten en una pieza clave para el desarrollo de futuras vacunas o antivirales. Además, su estructura simple permite usarlos en un inhalador para pacientes infectados. Un dato vital “como tratamiento para un patógeno respiratorio porque los llevas directamente al lugar de la infección”, ha explicado Wrapp.
Este último aspecto ofrece una respuesta inmediata al patógeno. Esto ayudaría a reducir la gravedad de los síntomas y sería muy útil para los grupos más vulnerables como las personas mayores e incluso para los sanitarios, a los que ofrecería protección para pelear en la primera línea.
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